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Hay unos que se convierten en sietes, doses que se convierten en nueves, y seises que nunca se mueven de ahí. La necesidad puede cambiarnos hasta puntos insospechados, si no hay limitaciones claras y evidentes, el cielo es el límite. No estoy de acuerdo. Reconoce que te fastidiaría. Si mides un metro cincuenta y ocho poco puede importar lo que hagas si esa chica te saca dos cabezas y no sale con enanos. Sí, si no tengo dignidad.
Por eso entendemos que Giacomo huya de Francesca; podemos pensar que huye precisamente porque entiende que sólo ante ella se jugaría el menos phi; que sólo ante ella el amor podría imponerse al deseo, y que sólo ante ella aparecería la angustia ligada a la posibilidad de no poder. Él funciona cuando se presenta una mujer, pero la posición de Francesca es la de La Mujer: su propósito es nombrar lo que él desea. Él mismo cuenta que cumple una función -función que no ha elegido sino que le ha sido asignada por las mujeres que él nunca las eligió, sino que fueron ellas quienes acudieron a él. La sirvienta se preguntaba sorpendida, antes de hablar con él cara a cara, qué es lo que sabría hacer; le basta un momento a solas con el hombre para percatarse.